sábado, 22 de diciembre de 2007

La brisa desde la ventana

Viendo pasar la música de la ciudad a travez de la ventana del ómnibus casi ni noté cuando ocupastes el asiento contiguo. Seguro fue tu perfume (a rosas, creo) el que captó mi atención y voltee mi vista para verte... enseguida vi tu largo pelo lacio llevado por la brisa que entraba, tu cara de delicados trazos llenos de juventud y por un instante, tus ojos que se regalaron ante mi, atraidos por mi mirada curiosa, solo un segundo para que luego dirigieses tu mirada nuevamente el frente, creo que con verguenza y molestia al ser observada... como yo... que volví a refugiar mi vista en la seguridad de la ventana.
Pero en mi mente quedaron tu mirada y tu largo pelo pero también tus pechos abundantes bajo tu fina blusa... y mi cabeza empezando a soñar.
Los asientos tal vez demasiado estrechos hacian que nuestras caderas se rozasen y mis manos se ponían húmedas por la ansiedad de tan solo rozarte ahi, sobre el ómnibus. El morbo aumentaba y decidí empezar ese juego que tanto me exita. Crucé mis brazos para que mi mano derecha quedase próxima a tu cuerpo justo por encima de la linea de tu cintura y extendiendo los dedos podía rozarte delicadamente. casi imperceptiblemente, pero la verguenza que me provocaba ese simple acto me daba escalofríos. Sabía que no ibas a notarlo, tan delicada mi caricia que podía pasar por un roce involuntario, pero no fue asi... cuando te toqué de nuevo vi la reacción de tus ojos, te habías dado cuenta y me lo hacías notar, pero no hicistes ningún movimiento para apartarte.
Y mi mente daba vueltas, debía seguir con el juego y tal vez ser expuesto a la verguenza de ser delatado y humilado en público por mis actos o ser recompenzado solamente con tu postura impávida al movimiento de mis dedos.
Volví a mirarte y tu belleza me convenció de que el riesgo era solo un pequeño precio a pagar... redoblé la apuesta y esta vez fue una caricia firme, tres dedos recorrieron un largo trecho de tu costado casi hasta tocarte la cintura. Imposible no notarlo ni disimular mas... tus ojos se encontraron con los mios, pidiendome explicaciones al principio crei, pero la sonrisa pícara fué la luz verde para aumentar el juego y los latidos de mi corazón. El deseo hacía que mi miembro se tensara bajo mi jean y crecía haciendo ya notable el bulto ante tus ojos, si ellos quisieran fijarse en ello.
Esta ve fue alevosa mi caricia... mi mano apoyada en tu costado ganando territorio virgen, tal vez te ponía incómoda ahí en el ómnibus pero a pesar de que lo disimulabas bien...te gustaba. Cruzastes tus brazos pero solo para ocultar mi mano de la vista de los demás y ahora mis dedos jugaban mas libres... iban y venian, hasta llegue a apretar el comienzo de tu cadera y el costado de tus pechos. Estaba tan exitado que me olvidaba del mundo a mi alrededor y mi miembro parecía explotar de tanta exitación.
Noté tu mirada sobre el y enseguida busque en tus ojos, tu boca o algo que me diese una señal, pero sabías controlarte y no pude captar nada en ti.
Se me nubló la vista y en un movimiento demasiado audaz abarque con mi mano una de tus tetas... te levantastes del asiento poniendo fin al juego que había ido demasiado lejos... como vos alejandote de mi por el pasillo hacia la salida. Me quedé sin saber que hacer... no podía lebantarme para pedirte perdón, en realidad no podía levantarme en ese momento por nada de este mundo.
Se detuvo el ómnibus y escuché cuando te bajabas, volvíamos a estar en movimiento y sentía que te perdia para siempre... pero no avanzamos mucho cuando nos detuvimos de nuevo en una esquina. No quería mirar hacia atrás, la verguenza me lo impedía. Pero casi con asombro te veo aparecer y cuando me guiñastes un ojos cómplice me sentí arrancado de mi asiento por una fuerza sobrehumana, buscando bajarme antes de que el ómnibus se pusiese en movimiento nuevamente.
Lo logré y enseguida junto a ti te dije "hola" sin saber mucho mas que decir... pusistes tu índice entre mis labios en señal de silencio y fue asi que te seguí caminando un poco por aquella calle de baldosas quebradas por el tiempo. Solo unos metro, te parastes frente a la puerta de aquel viejo edificio, esa fachada que luego miraría tantas veces, y entramos.
Olos a jazmín y a perfume de rosas se mezclaron en una dulce fragancia, subíamos una larga y desgastada escalera, tus caderas frente a mi vista hacían que casi no pudiese contenerme y quisiese romper con el encanto de casi no haberte tocado aún. de abrazarte apasionadamente, de tocarte y hacerte sentir lo exitado que estaba.
Giró la llave y la puerta se abrió con un lejano chirrido que fue a resonar en los altos techos de pintura clara y atacada por los años. fue ahí que giraste quedando frente a mi, mi boca y la tuya se fundieron sin mediar palabra en un beso apasionado, mordiéndonos los labios hasta casi hacernos daño y jugando con nuestras lenguas.
Las manos recorriéndote toda, afirmadas en tu cola grande pero suave y firme a la vez, así como yo siempre la deseaba, casi te levanto del suelo en un instante... pero fuiste vos la que me llevo la cama y la ropa duró puesta lo que dura un suspiro. Mi miembro sostenido por tu mano que lo estimula suavemente, tu mirada en la mia hacen irresistible el momento, casi una suplica a través de mis ojos para los tuyos y tu bajas para comenzar el juego de los besos.
solo veo tu cabeza bajar y subir rítmicamente, el resto lo imagino yo... siento tu lengua, tu saliva sobre mi piel, el calor de tu boca devorándome casi entero y quiero parar ahí para hacer durar este momento...
Te tomo de la cintura y casi sin esfuerzo te acomodas sobre mi como amazona, unos pocos movimientos y siento desaparecer mi verga en tu concha húmeda, ummm un deleite hundirme con esa facilidad en ti.
Ya no puedo mas... la imagen de ese momento, tus tetas balanceándose ante mis ojos... tu cabeza hacia atrás, ojos cerrados y tu boca gimiendo cada vez que bajas y mi verga va a fondo.
Tu pelo hace cosquillas en mis piernas y tus manos apoyadas sobre mis hombros controlan el ritmo cada vez aún mas ritmicamente perverso de tus estocadas.
Solo unos minutos nomás... hasta que siento que empezás a sacudirte con un fuerte orgasmo y mi respuesta no se hace esperar, te levando un poco de la cintura solo para tomar yo el control y darte unas rápidas y rítmicas estocadas que acaban en un fuerte grito de mi garganta cuando siento que exploto dentro de ti y nos mojamos aun mas al hacerlo.... Y como olvidar ese abrazo que nos mantuvo juntos por largo rato...mientras nos calmabamos y la brisa que entraba por la ventana nos refrescaba la piel, no asi la mente... que ya estaba tejiendo un nuevo juego.

martes, 18 de diciembre de 2007

Sobre la relatividad del tiempo

De haber estado sobre aviso, mi mano no se hubiese estremecido con ese cosquilleo de corriente eléctrica, ni mi corazón ese brinco, y mis ojos, traidores, descubriendo en un instante lo que mi mente escondería por años.
Pero fue el roce de tu piel, indiferente hasta que voltee para mirar, hasta que te reconocí con esa sonrisa esperando un gesto de mi cara que me delate.
Imposible ocultar lo que mis ojos dicen, sobran las palabras cuando hablan los sentimientos. Estúpido de mi, tanto tiempo invertido en soñar este momento con palabras cautas, mirada fría, sensatez y charla banal.
Mas todo fue inútil, delatado por mis ojos, no por mi boca... que permanece muda, aunque no se si cerrada ante el asombro de encontrarte tan cerca.
Segundos que parecen horas sin saber en que nos quedamos, de que hablamos, como nos perdonamos los errores, la herida... si aún duele la herida (que herida?), y las horas lejos de ti ahora parecen segundos, y son esos segundos los que necesité para darme cuenta...